Usted ha compartido que uno de sus roles como diseñadora es el de educadora. ¿Cómo aborda ese rol?
Meg: Frecuentemente se trabaja con clientes que nunca han emprendido un proyecto de diseño o, incluso si lo han hecho, gravitan hacia lo que están acostumbrados, lo que saben o han visto. No se dan cuenta de la amplitud de opciones y direcciones de diseño que existen, y la cantidad de decisiones que conlleva el proceso.
La mayoría de las veces, se muestran abiertos y dicen: "Si me lo muestras, lo miraré", y luego cambian de opinión y eligen otra cosa. A veces, es posible que tengan una noción preconcebida que queda incluso desde la infancia. Nos dicen: "Eso me recuerda a la casa de mi abuela". Y tengo que decirles que es un material totalmente diferente. Es importante proponer nuestras ideas, y no solo llegar a un acuerdo. Nos esforzamos por obtener los mejores resultados posibles mientras nos aseguramos de que el cliente esté completamente satisfecho y, con suerte, incluso más que eso.
Lo más gratificante para nosotros es el final del proyecto, cuando el cliente dice: "No puedo creer que hayan creado esta casa para mí". Simplemente se enamoran de la casa, y es por eso que hacemos esto; la revelación al final del proyecto es muy gratificante.
"LA PALETA DE COLORES SIEMPRE SE BASA EN LAS PREFERENCIAS DEL CLIENTE".
- Meg Joannides
Directora, MLK Studio
¿Dónde encuentra inspiración?
Meg: Principalmente en los viajes y lo que conozco a través de diferentes exploraciones, ya sean personales o por negocios. Por ejemplo, la Feria del Mueble de Milán y todos los espacios de diseño que la rodean brindan una gran cantidad de inspiración y nuevos rumbos.
Viví en Europa y viajo allí con regularidad. Como diseñadora, estoy constantemente asimilando impresiones, encontrando cosas nuevas o revisando cosas viejas que resuenan de manera diferente en otro entorno.
Cuando estaba trabajando en el diseño de una alfombra para Christopher Farr, el concepto inicial lo tomé de una carretera remota en Cerdeña; las grietas me atrajeron y eso se convirtió en un boceto, y ahora la alfombra se vende en el salón de exposición de Christopher.